Ella se llama Esperanza (A todas las mujeres del planeta)

Hoy es un plenilunio
en algunos jardines del planeta,
y en otros es aún luna creciente
tras haber sido en siglos
invisible, olvidada luna nueva.

Le tocó ser rebelde y tenaz
para poder matar esa plaga de olvidos
que le habitó en siglos de su historia.

Hoy son ya millones
las que saben que son un hemisferio
del planeta humano;
complementario, sí;
pero no subyugado.

Y compiten en toda actividad
de ocio o de deporte;
suben acantilados,
atraviesan montañas o desiertos,
bajan a los abismos,
vuelan, saltan, corren…

Compiten entre sí o con el hombre
en creatividad e inteligencia,
en los conocimientos y el esfuerzo,
y en todos los deportes, en muchos con ventajas;
la discriminación de tantos siglos
y su dura existencia
las hicieron más fuertes
y mejor preparadas
para superar las adversidades.

Por eso Ella hoy es como nunca lo ha sido
la mayor Esperanza
de una Humanidad atribulada.
© JUANPABLO